lunes, 29 de diciembre de 2008

Como el mar

Que distinto es ver el mar a entrar en el.
Cuando lo ves es tan lindo pero lejano que hasta llega a parecer extraño.
Cuando lo sientes se vuelve envolvente pero impenetrable, menos azul de que se veia desde la orilla pero mucho mas imponente con su movimiento inagotable.

Sentir el mar es como empezar a permitir que la cabeza funcione,
es como una generacion constante de ideas que vienen y se van como las olas,
unas son suaves y hasta parece que te miman, otras son como crueles y te revuelcan contra el piso haciendo que sientas miedo verdadero, ganas de nunca volver a ese mar, ese mar de ideas que te pone en riesgo y te hace sentir miserablemente pequeño e impotente frente a tan inmenso y fuerte oleaje.